martes, 4 de septiembre de 2007

31. The end.



Volvemos a Budapest, pienso que es una suerte que el viaje finalice ahí donde comenzó, deja sentir esta anacronía que revela toda travesía, intersección entre la eternidad y lo instantáneo. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde el aterrizaje? ¿En qué espacio está la última vez en casa? El viaje al este ha llegado a su fin. Gracias niñas por esta maravillosa travesía. (Y henos aquí, hermosas viajeras) Yo me despido por el momento de la blogósfera. Hasta la próxima...
Besos sabor a gulash y a hamburguesa serbia (disculpas a los vegetarianos).

30. Una tumba para Lenin












A unos cuarenta kilómetros de Budapest existe un cementerio de monumentos comunistas. Toneladas de cemento que alguna vez adornaron plazas, placas de calles que ahora tienen otros nombres. Estatuas de héroes y mártires, mujeres de senos frondosos con arma en brazos, capaz de maternidad y de revolución. Botas inmensas, estrellas, y otros grandes desconocidos. Nadie nos quiere decir en el camino a dónde se encuentra esta joya, que nadie visita. Yo adquiero unos calcetines con martillo y hoz color rojo y amarillo.
Ay, Marx en cemento, esa no es su tumba, él que siempre vuelve, espectro de Europa.
Adiós Lenin. Claveles rojos.

lunes, 3 de septiembre de 2007

29. Oradia


Oradia es la ciudad rumana más próxima a la frontera húngara, huella apenas desdibujada del imperio, pátina del tiempo, nada esconde su grandeza, las construcciones pastel emergen cual flores de asfalto, y las calles aledañas están bordeadas de árboles frondosos. El comunismo dejó también su marca en forma de calentadores y otras conexiones hidráulicas a la vista. Fuimos a cenar, la sopa típica es un gulash adentro de un pan circular. Vamos a buscar hotel, ya son más de las once, entramos a un viejo hotel encantador, con los vitrales rotos y los angelitos pintados de dorado barato, más bien cobrizo, con guirnaldas color verde pastel. La mujer de la recepción parece salir de alguna oficina de la Stasi (o su afiliada rumana). Mujer ya entrada en años, muy seria, está peinada con un chongo que le cubre la cabeza. Curioso, sobre el vidrio está pegado un papel arrugado con los precios de las habitaciones para locales y más caros, para extranjeros. Le informamos a la agente Stasi que vamos a buscar al coche las maletas y a sacar dinero. En el camino nos para la policía de frontera, habían llamado del hotel, tres extranjeras sospechosas sin equipaje ni dinero. Melina dijo que teníamos amigos en Rumanía, nos pidieron los pasaportes pero los habíamos dejado en el hotel con nuesta adorada agente (reconsiderada para un puesto de recepcionista, en aras de la comunidad europea). Ya antes nos habían prevenido de la corrupción de la policía rumana, que por ningún motivo les entregáramos documentos. Salimos de esa bien salvadas. De regreso al hotel, no dijimos nada, pero no faltaron las ganas de despeinar a la mujer. A modo de revuelta (sin revolución), arranqué todas las reglas impresas y pegadas sobre la puerta. Nuestro cuarto, decadente y con fisuras en el techo, con vista a un patio abandonado. Adios Rumanía. Vamos a cruzar la quinta y última frontera del viaje.

28. Colores y contrastes

27. Castillo con naturaleza muerta


Visitamos el primer casillo, vimos muchos más a los que no entramos. De salida, un paisaje industrial, una metalúrgica fuera de funcionamiento. Había algo de melancólico en esos tubos oxidados, parecía incluso más antiguo que el castillo, era un pasado de nuestra era.

26. La ciudad de Brancusi



Bienvenidos a la feria de Ecatepec en Rumanía, - no cabe duda de que uno siempre recurre a sus referentes, y lo más chistoso es que hay ciudades metáfora, Ecatepec no es el caso, en cambio hay un "Montmartre" de Belgrado, y claro, una Suiza en cada paisaje pintoresco.
Estamos en Targu Jiu, una horrorosa ciudad industrial, aquí todo es feo, incluso las mujeres que tienen unos cuerpos a doc al plato típico, brochetas de cerdo a la parrilla. (Breviario culinario). Y un pequeño breviario de lengua: "Gracias" se dice Muchi Mesk (pronunciación rápida de Mucho mezcal)Con lo cual, la creación surge hasta en los peores lugares, y la vida interior de un artista salva el mal gusto estético.
El gran escultor le regaló a su ciudad tres esculturas sublimes, la mesa del silencio, la puerta de las llaves y la columna del infinito, colocadas en una perspectiva para ser vistas en línea recta, desgraciadamente han construido edificios más que horrorosos que impiden el efecto. ¡Sorpresa! la banda se toma fotos familiares en las esculturas místicas.

25. Curtea de Arges


Nuestra visita al monasterio de Curtea de Arges fue mágica. Llegamos a la hora de la misa y nos recibieron con cantos gregorianos. A la entrada de las iglesias ortodoxas, hay un santuario para prender cirios, uno para los ausentes y otro para las plegarias de los vivos. Fuimos a otros conventos ortodoxos más pequeños en la zona, en todos impera la imagen de María madre, María niña en brazos de Ana, o tomada de la mano de Joaquín que la acompaña al templo.
Por las noches sueño con mi maternidad, un niño me acaricia el rostro. Estoy embebida de la ternura del niño Dios al centro del altar.
La misa se celebra de cara a Dios, detrás del altar. En la cúpula, está el Pantocrator con el evangelio en mano. Una de las imágenes que más me conmovieron, fue un retablo donde María yace en su tumba y en segundo plano, Jesús carga su alma niña en brazos.
Los feligreses se acercan a los íconos, y su beso, les impide verlos. Elogio de la distancia.

domingo, 2 de septiembre de 2007

24. De camino al arte sacro



Dejamos por fin Transilvania para internarnos en el Valle del Olt, vamos hacia los monasterios del sur, el mal estado de los caminos nos impiden llegar hasta la Bucovina, donde están los monasterios más importantes. Y ese es el destino de un viaje, abandonar el programa, dejar atracciones a la imaginación y al deseo de una futura travesía. En el camino vamos encontrando trazos de la religiosidad, presente en los caminos y en el cotidiano rumano.

23. Desayuno: cafe con vodka



Antes de partir de Sighisoara topamos esta adorable cantina, con corazones de papel y botellas de vodka en las vitrinas. Entramos por un café, nos regalan un vaso de vodka. Nuestro compañero de mesa baila cumbias rumanas y nos toma de la mano, tiene enyesado el brazo, no le duele, simplemente no quiere trabajar, prefiere tomar café con vodka a las diez de la mañana. Le pedimos a la señora que está de pie en la barra de al lado una foto, acepta después de varios minutos de timidez, se quita los anteojos de espesos lentes, despeja el profundo azul de sus ojos; con el rostro desnudo, casi ciega: se entrega.

22. Sighisoara


Sighisoara es una ciudad medieval en medio de una campiña ondulante. Se conservan once torres de defensa al pie de sus murallas, cada una había sido asignada a un sindicato, se ve la torre de los panaderos y la de los zapateros. En la gran cúpula, el reloj con la estrella de David, regalo de los judíos a la ciudad. Sighisoara vio nacer en el siglo XV al conde Vlad Tepes, príncipe de Valaquia, mejor conocido como Dracul, (hijo del dragón) quien inspiró la novela de Bram Stoker.
El hotel tiene algo misterioso, sólo nos piden 30E por un cuarto triple, y al entrar vemos escrito en la puerta "Worst hotel ever", definitivamente hay turistas que no saben apreciar lo roído y el agua fría.
En la iglesia encontramos a la dama y al dragón, rodeados de mitología medieval. Y en el retablo con el Cristo, una mujer tuerce los brazos por sobre su cabeza, y llega a la memoria de Melina un referente literario, para recordarnos que esa es una representación de dolor.


miércoles, 15 de agosto de 2007

21. Sibiu


Llegamos ya de noche a Sibiu, fuimos a cenar el plato típico de Rumania, hojas de col rellenas con carne, el menú es corto en este país, fuera de ensalada de tomates con pepino y queso, o brochetas de carne. De ese paseo nocturno por Sibiu apenas recuerdo las ventanas en forma de pupilas, donde las gotas de lluvia se asemejan a lágrimas. Vamos a buscar hotel, no encontramos en el centro, a las afueras nos alojamos en el "Sport hotel", la única relación con el deporte es su cercanía con el estadio. Nos recomiendan el museo ecológico, convenzo a Yael, no nos podemos perder un museo al aire libre, según mi imaginación, es sobre el arte bruto, la belleza del ingenio humano. Para nuestra decepción, el museo es un parque con réplicas de las casas comunes de Rumania, de las que ya hemos visto las originales en la carretera. Nos persigue el guardián del parque, por fin nos alcanza, nos están buscando los del hotel, nos acusan de robar el control del televisor (no les pido fe en nuestra honestidad, pero sinceramente, es lo último que se me ocurriría hacer). Seguimos atravesando el parque, pasamos por un zoológico cuarenta años atrasado, al igual que el país, el león está encerrado en una jaula diminuta, los monos parecen la resurrección de Mme. Bovary. Por fin encontramos la salida del parque y el coche, pero no nos dejan salir, los del hotel nos persiguen. Abrimos las maletas y efectivamente, Yael se había llevado por error el control. No obstante, cuando lo encontramos, nos dimos cuenta de que habíamos perdido las llaves del coche, que encontramos varios minutos después en la maleta, donde antes buscábamos el control. En fin, entre otras cosas, hemos perdido también la mañana, que quizás vuelva Magdalena sabor a adobe.

20. Viejitos



Las tardes en Rumanía, de horas vacías después de la jornada de trabajo, de arar la tierra con el cuerpo y hacer montos de paja con las manos. Camino de regreso, montados en la carreta. Antes de caer la noche el tiempo se alarga y acontece la vida simple, de quehaceres innecesarios. Los ancianos se sientan en las bancas frente a los portones, y uno de ellos discute con el otro y utiliza las manos a more geométrico, nos saludan desde las ventanas, les somos tan exóticos como ellos a nosotros, tan extrañas. Y los ancianos ríen, sospechan sabiamente, y uno de ellos me toma de la mano para guiarme al hotel, aunque ya no recuerda la calle, porque la memoria se vuelve selectiva a cierta edad y los días son largos, intemporales, como en el viaje.

19. ¿Ya llegamos?

Una hebra de lana entra por la ventana, yo estoy concentrada en la leer nuestra lírica guía francesa, basada en las experiencias y sensaciones de su autor, un blog impreso, incapaz de datos cuantitativos o de alguna información precisa, pero eso sí, de repente Verlaine lo posee, los pueblos de pastores a media tarde, (no dice qué kilómetro). Pregunto en voz alta si ya llegamos a los pueblos de pastores, y tras unas risas (y una hebra de lana sobre la nariz) levanto la mirada y veo este paisaje. Nos bajamos a platicar con la familia, les tomamos fotos, bendita cámara digital que les permite ver su imagen, se emocionan, quieren que les enviemos las fotos por correo, el padre nos dice que quiere ir a Jerusalem. El padre habla de sus sueños, mientras las mujeres recogen la lana. La Jerusalem terrestre no es para nosotras. (si al autor de la guía lo atacan impulsos poéticos, ¿por qué reprimir mis impulsos feministas?)

lunes, 13 de agosto de 2007

18. Pink horses

Les presentamos a nuestro auto, "brand new" como no los publicitó nuestro agente Hoffman en Budapest, quien muy amablemente nos rentó el carro y nos mandó durante nuestra estancia mensajes al celular con el tipo de cambio y el estado del tiempo. Nuestro auto es estilo señora cuarentona, como pueden ver en la foto, junto al equipo de viajeras y nuestro amigo Alin. Para mantener a pilotas y copilotas en estado de vigilia, nos hacemos transfusiones de cafeína a toda hora, el gran descubrimiento del viaje es el Power Pink Horse light, un red bull con sacarina. El six pack viene con una caja de condones. El coche se empieza a adaptar a una nueva decoración de interiores, entre basuras, cajas de condones, la toalla que compramos a mitad de la carretera de Pamela en bikini - y que el vendedor, un ejemplo de corporeidad rumana, con pansita de fuera, no entendía porque la queríamos comprar y entonces nos ofrecía sandalias de bambú y otras feminidades- Y sobre la bella Pamela, mis calzones secándose. Sí, soy pobre en ropa interior. Pienso que debí de haber invertido en eso los 30,000 dinares.

sábado, 11 de agosto de 2007

17. Asiento con vista a Transylvania



Las carreteras en Rumanía no existen y los caminos están en un terrible estado, horas en el coche, vamos como en un periferico, y a veces se nos cruza una carreta o una vaca. Tenemos asiento con vista a Transylvania, hermosa, acostumbrense al paisaje.
Y dice así, Usti Usti Baba http://viajealeste.imeem.com/music/eO2Fo09P/usti_usti_baba/

viernes, 10 de agosto de 2007

16. ¿judios balcanicos?

Las sinagogas del Este mutilado de judíos, y ésta disidente ya sin plegaria para esos templos-testimonio-tumba.

Les mando algo de lo nuevo de oi va voi, http://viajealeste.imeem.com/music/8Q3ELp5E/dissident/

miércoles, 8 de agosto de 2007

15. Timisoara


Salí del coche prófuga a las casas de cambio, por supuesto que perdí, incluso el sentido de la cantidad, de lo que tengo o de lo que carezco, pienso que de alguna manera esto es una gracia.
Timisoara, se encuentra en la provincia de Banat, segunda ciudad de Rumanía. Arquitectura hasbúrgica - el imperio la ocupó hasta 1918-. Fue una de las primeras ciudades europeas en tener luz eléctrica. Sus plazas son hermosas, para algunos horas desiertas en la tarde comiendo palomitas, para otros hogar sin techo. El café de la mañana, menú de desayuno, bolsa con cemento para niños pequeños, los vemos inhalar, y cuando se acercan a nosotras una señora les grita que no nos roben. (Según nuestro amigo Alin, que nos recibió hermosamente en su casa, mil gracias)
Y sobre la historia reciente de Timisoara y sus plazas, en 1989 una de ellas fue el epicentro de la revolución contra Ceausescu, el dictador comunista - con todo y esposa dictatorial, Elena- las condiciones de trabajo fueron patéticas, el país pasó hambruna porque una de las ideas geniales de nuestro dictador fue usar los productos alimenticios para pagar la deuda externa, estuvo durante 21 años en el poder, y como todo dictador totalitario, la guerra interna tuvo como fin la supresión de la oposición. La plaza de la Revolución o la plaza de la Libertad, según te convenga.

martes, 7 de agosto de 2007

14. Zamun, Danubio mistico


Antes de cruzar la frontera con Rumania, hacemos una parada en Zamún, pequeña ciudad a las orillas del Danubio, a unos cuarenta minutos de Belgrado, es domingo y los citadinos vienen a pasear y a comer pescado.
Me despido por ahora del Danubio. Un río metafísico corre por mis venas.
http://viajealeste.imeem.com/music/ERkMxwjL/the_lost_ring_of_the_czar_konstantin/

13. El mercado



En la iglesia ortodoxa celebran una boda, la novia lleva una corona dorada y detrás de ellos los padrinos los iluminan con sirios, los invitados dan vueltas dentro de la iglesia, sólo los íconos parecen estar fijos sin ser inmóviles.
En uno de los íconos, la virgen está en la almendra de la pasión parece también un embrión, ella es contemporánea a la creación y en el pesebre los animales celebran el nacimiento de la vida en la vida.
Los niños gitanos no están invitados a la boda ni a la iglesia, a sus puertas mendigan, nos posan y con sus celulares nos toman también fotos, algunos de ellos tocan los senos de las mujeres para bendecirlas de fertilidad a cambio de una moneda. Sus padres están prestos con las trompetas esperando la salida de los novios para entonar las fanfarrias.
Después de la iglesia ortodoxa, vamos al mercado, compramos cosas para comer y un cuchillo para partir los jitomates, el problema fue deshacerse de él. Pienso que no hay como los mercados para conocer la vida de un pueblo. ¿Cuántos huevos hay en el mercado después de mi conversión a la ortodoxia? Tengo 30,000 dinares, la comida nos cuesta menos de 30, me restan sólo algunas horas en Serbia y es domingo. Voy a tener que ir de la esfera del espíritu, al mercado negro para cambiar el dinero en la frontera con Rumania, Dinares por Leis, y perder o ganar.
Mientras vamos en el coche, escuchamos Serbian Etno Sound:
http://viajealeste.imeem.com/music/SoDDn-eH/dal_znaes/
http://viajealeste.imeem.com/music/hST6TZrX/oj_golube/