domingo, 29 de julio de 2007

10. Viva la novia gitana


Por la tarde regresamos al hotel, el hijo del dueño que es muy amable, nos invita a almorzar, el restaurant está rentado para una boda de gitanos pero nos reservaron una mesa.
Vamos a la calle a recibir a los músicos, a los novios que llegan a sus segundas o terceras nupcias. Ella es una novia hermosa, una novia madre, la acompaña su hijo de entre nueve y diez años.
Bella gitana, ojos almendrados y en vez de vestido lleva puesto un traje sastre y un corset que deja entrever sus formas femeninas. Danza y es bella, la novia gitana. Le faltan algunos dientes, desconozco los cánones de belleza, ignoro si estipulan tener todos los dientes y todas las muelas, mas me parece que en ella, los dientes faltantes son signo de belleza, de la imperfección que nos lleva a adorar a aquellos que nos han atrapado en la pasión, una loca pasión guarda en secreto la huella de esa imperfección, de lo que no es una falta sino un toque, la firma cinselada de lo divino.
Gitana chimuela baila en su primer díá de nupcias y aún le quedan tres días para impregnar el espacio de su sensualidad.
Nosotras seguimos hacia Belgrado, ellos permanecen en la alegría, en la fiesta, en Europa y en la falta de reconocimiento.
Toda vida requiere de ritos y toda fiesta de músicos, ¡Llamen a los gitanos!.
La novia baila y el hijo aprende con ella los pasos de baile.
Los músicos beben, ¿para olvidar? ¿para continuar cantando? Las cuerdas lloran el alma gitana.
Para despedirnos, el chico del hotel nos lanza petalos de rosa sobre el parabrizas.
Les mando algo de música gitana: http://viajealeste.imeem.com/music/OE_K_HpP/o_dila/