domingo, 24 de junio de 2007

6. Se escribe Peic pero se pronuncia Page.



Mejor conocida como la ciudad de los cinco templos, una catedral, una antigua sinagoga, una mesquita convertida en iglesia, y otra aún consagrada a la media luna, hacen un aparente círculo alrededor de la plaza. La energía dervishe danza en círculos concéntricos para mantener la fe. No muy lejos, se encuentran unas tumbas romanas con frescos, patrimonio cultural de la UNESCO.
Nos iniciamos en la búsqueda de hoteles, leitmotiv de este viaje. Por suerte, siempre encontramos los extravagantes, como éste de Péic, con vista a los andenes de la estación, cuartos decorados estilo Gulash y los que "modernizan" estilo muebles de madera de Copilco, lo que nos produce cierta tristeza.
Entre viñedos radica la burguesía húngara. Sobre las colinas se vislumbra el Pedregal de Péic.
El primer regalito del viaje, una multa por no pagar el estacionamiento, adorna el parabrisas.



sábado, 23 de junio de 2007

5. Encuentros





Después de una larga caminata a lo largo del Danubio, después de que nos empapamos en el centro del viejo Buda desértico para confirmar que no hay por qué temerle a la lluvia. A la altura del parlamento, guiadas por necesidades básicas, entramos a un café bastante rústico, la dueña nos sirvió un vino blanco, dulce, tres vasos grandes por 800 florines que debían de ser un poco menos de cuatro euros. Frente a la barra, junto a un florero de cristal cortado con flores de seda, la señora hermosa, con ganas de adoptarla de tía abuela nos pregunta nuestro origen, por suerte habla un poco de alemán. Nos sentamos y del fondo de la sala emergen notas de guitarra, se dirigen a nosotras "Vamos a la playa, OOO OHOOH OOOO" Nos acercamos. Es un grupo de vecinos que se reúne en ese café todas las noches a cantar, dos de ellos tocan la guitarra. Nos invitan a ser parte, cantamos algunas de los Beatles y otras canciones de dominio universal, los guitarristas entonan "Cuando calienta el sol aquí en la playa" en versión húngara, - a lo que hemos llegado, cantar Luismi en Pest-, también cantamos algo de José Alfredo y ellos nos dedicaron una hermosa canción húngara, A Cistári Hegyek Alatt. Les mando en un link la versión de Oi va voi, y aquí abajo la traducción al inglés de la última estrofa.
Cantamos varias horas, con vino blanco y licor de naranja. Nos propusieron fundar el comité de la amistad hungaro-mexicana y encontrarnos en septiembre en el lago Balatón. Les mostramos las fotos con la cámara digital y ellos decían los nombres cuando se reconocían en la pantalla. Nos despedimos como grandes amigos. Al salir, la dueña se acercó para mostrarnos el camino y nos abrazo. Era el primer gran encuentro del viaje.

http://viajealeste.imeem.com/music/9PmW988O/a_csitri_hegyek_alatt/

A Cistári Hegyek Alatt

"Look, in the distance there is a wood
But it is so far away.
In the middle, in the middle
There are two rosemary busches.
Look, they are each leaning on each other,
Supporting each other,
So you see, my darling little angel...
Somehow we will find a way"

4. Mal de desamores

Los baños de Buda. Albercas de aguas templadas rodeadas de esculturas estilo griego. Gemelas, dos grandes tinas de aguas minerales, una de 35º y otra de 40º. Pero antes, una entrada magnífica, bóvedas pintadas con motivos lagrimales turquesa y dorado, ¿o eran flores garigoleadas?. Una mujer en bata de algodón nos asigna un vestidor y nos da la llave. Para ir hacia las tinas, hay que cruzar por la zona de las cabinas de masaje, separadas por biombos de madera y cortinas de algodón blanco. Antes de las regaderas, una báscula. Y en el segundo nivel, una piscina al aire libre rodeada de ninfas, donde chapucea una señora mayor que lleva una gorra de baño de plástico rosa con relieves floreados, de esos modelos de señora con gorra de baño que aún se pueden encontrar en el deportivo israelita de México. El salvavidas es maravilloso, fortachón sin vitaminas sintéticas, su cuerpo musculoso es anterior a la era del gym, para mantenerlo engancha sus pies en una camilla y hace abdominales. Junto a las tinas de aguas termales, hay una tina pequeña con escalera que está a -8º, siento que se forman hielitos alrededor de mi piel, hasta que un señor con una panza bastante pronunciada, nos enseña la técnica. Entrar, no por la escalera sino sujetándose de la barra. Él entra, salta y su panza rebota, grita y para salir se impulsa de nuevo con la barra. A cada quien su turno de gritar y de sentir el cuerpo helado. Por suerte, la población budapestina sigue disfrutando de la tradición de los baños, de esas curas decimonónicas que aparecen en la literatura. La familia se prepara para el viaje, hace las valijas sin saber cuántas semanas les tomará curar a su hija del mal de amores, Kitty en Tolstoi y tantas otras heroínas se sumergen en las aguas milagrosas para olvidarlo, a él, el culpable de sus penas. Quisiera jugar a ser ellas, como cuando de niña fui princesa en el hotel Mocambo en Veracruz, e imaginé a la corte esperar pacientemente a que la princesa Miriam tomara el baño en las albercas. Voy a sumergirme, en las aguas de Buda, contra la falta de pasión, de principe a olvidar. Quizás me curen del mal de desamores.


viernes, 22 de junio de 2007

3.Promesas



Olvidé las promesas que hice frente al Danubio hace siete años, cuando anduve sin reloj por Buda y por Pest, en ese destiempo del viaje y del poema. Esa que yo era, llevaba un cuaderno que tampoco sé dónde está. ¿Qué es de una promesa sin memoria? ¿Qué transgresión ocurre en el tiempo que cancela al futuro que toda promesa otrorga y que, para seguir prometiendo, permanece incumplida?

Caminamos a lo largo del Danubio y encontramos este edificio estilo imperio, junto a la puerta yace abandonado el busto de un hombre de celebridad despreciada, nos da la espalda. Sobre las puertas, tres firmas de grafitti. Y yo me pregunto, ¿A qué época pertenece este monumento-ruina? ¿Quién firma las promesas que lo elevan? ¿En qué tiempo se construye?

Sí, ahora lo recuerdo, me había prometido un viaje acompañada, y aquí estoy, compartiendo la travesía con dos grandes amigas. No escribo mucho en compañía. Sola, me siento a escribir para no enloquecer con el ritmo de mis pasos. Este blog lo redacto a nuestro regreso, poseo muy pocas notas, mas a partir de las fotos, y de otras imágenes mentales, recuerdo.

domingo, 17 de junio de 2007

2.Vienne la nuit, sonne l heure



Dos jóvenes amantes se besan a la falda del río, ellos no piensan en la historia que evoca su curso, el Danubio los limpia de todo metarelato.

Recién llegamos. Melina, Yael y yo, nos sentamos a tomar una cerveza antes de buscar el primer hotel del viaje. Con los primeros aires llega a nuestra mesa a través de la memoria acústica el canto de una elegía perfecta. Aparición, ¿nos invoca o lo evocamos?, "Sous le pont Mirabeau" de Appolinaire, la alegría venía y viene siempre tras la pena, y bajo el puente de los brazos pasan los enamorados perdidos en el beso, entre la Bucovina y Paris pasó Celan, y desde el puente Mirabeau cayó a su tumba en el Sena, donde tampoco hay estrechez. Corre el poema hasta que cae, piedra, esa frase fatal porque verdad del poema, ¡Qué la vida es lenta y la esperanza violenta!


Sous le pont Mirabeau coule la Seine
Et nos amours
Faut-il qu'il m'en souvienne
La joie venait toujours après la peine
Vienne la nuit sonne l'heure
Les jours s'en vont je demeure
Les mains dans les mains restons face à face
Tandis que sous
Le pont de nos bras passe
Des éternels regards l'onde si lasse
Vienne la nuit sonne l'heure
Les jours s'en vont je demeure
L'amour s'en va comme cette eau courante
L'amour s'en va
Comme la vie est lente
Et comme l'Espérance est violente
Vienne la nuit sonne l'heure
Les jours s'en vont je demeure
Passent les jours et passent les semaines
Ni temps passait
Ni les amours reviennent
Sous le pont Mirabeau coule la Seine
Vienne la nuit sonne l'heure
Les jours s'en vont je demeure

"Le Pont Mirabeau"
Apollinaire, Alcools (1912)

1.Siete años despues, el Danubio.




Siete años después, el Danubio. Vuelvo a dos ciudades unidas por un nombre compuesto, Buda- Pest, ligadas por dos puentes, uno imperial y otro moderno que acrobáticamente se sostiene, ligero, sin ornamento. Aquí, el alma de la Mittel Europa se yergue entre colinas y las aguas cuentan el mito de la historia desde Grecia hasta la era comunista, el Danubio es a la vez testigo y metáfora de ese flujo constante que hace de toda era que se piensa como evento, un fenómeno contingente en un gran devenir.
Traigo conmigo el mismo libro que cuando vine la primera vez, "El Danubio", de Claudio Magris. La ciudad ha cambiado en estos siete años, ha evolucionado hacia la "modernidad occidental" desde la era del comunismo gulash en los años setenta y aún más desde la entrada a la comunidad europea. Junto a la elegancia natural de los herederos del imperio, se siente esa fuerza de los migrantes, de los exiliados en la propia patria, de los emprendedores, de los conquistadores de mundos, de artistas intermitentes y de esos jóvenes que se quieren empresarios. Por suerte la ciudad no ha perdido su encanto y no ha sido convertida en una maqueta impecable como otras ciudades históricas, que no sólo son negación del paso del tiempo sino que me parecen más que contemporáneas a Las Vegas, todas ellas convertidas en escenografía y simulacro.

Esta vez voy a internarme más hacia al este, a la búsqueda de ese mito de los Hunos opuesto al de los Nibelungos; el delta que atraviesa Budapest, Bucarest, Bratislava, Belgrado...representa el ideal del cosmopolitismo, de ese origen múltiple de la Mittel Europa germana-magyra-eslava-judeo-romana. Hacia allá vamos, más al este del Rhin y de esa Europa que se considera el centro y delimita su este, y que sin embargo, es imposible que el este no sea Europa pues comparte un origen fundacional y ante todo, su presente realidad geopolítica es el resultado de la historia europea del s.XX, de la primera guerra que da fin al imperio austro-húngaro, del fin de la segunda guerra que divide el mapa y entrega al este al dominio ruso, del fin del comunismo, de la constante división del territorio según intereses políticos, que hace una década desataron la guerra de los Balcanes.

Vamos más al este de Europa y de nosotras...