lunes, 3 de septiembre de 2007

25. Curtea de Arges


Nuestra visita al monasterio de Curtea de Arges fue mágica. Llegamos a la hora de la misa y nos recibieron con cantos gregorianos. A la entrada de las iglesias ortodoxas, hay un santuario para prender cirios, uno para los ausentes y otro para las plegarias de los vivos. Fuimos a otros conventos ortodoxos más pequeños en la zona, en todos impera la imagen de María madre, María niña en brazos de Ana, o tomada de la mano de Joaquín que la acompaña al templo.
Por las noches sueño con mi maternidad, un niño me acaricia el rostro. Estoy embebida de la ternura del niño Dios al centro del altar.
La misa se celebra de cara a Dios, detrás del altar. En la cúpula, está el Pantocrator con el evangelio en mano. Una de las imágenes que más me conmovieron, fue un retablo donde María yace en su tumba y en segundo plano, Jesús carga su alma niña en brazos.
Los feligreses se acercan a los íconos, y su beso, les impide verlos. Elogio de la distancia.